Profetas, profecía y engaño

Muchas personas expresan un fuerte deseo de que Dios hable a sus vidas. Sin embargo, cuando reciben una palabra profética que contradice sus expectativas, a menudo buscan a alguien más para que profetice sobre ellos. El verdadero problema no es que la profecía no sea confiable sino que muchos individuos quieren confirmación de sus propios planes en lugar de una palabra genuina de Dios. 

La Biblia proporciona un ejemplo claro en la historia del rey Saúl. Cuando Samuel murió, Saúl se encontró en una situación difícil y buscó la guía del Señor. Preguntó al Señor a través de sueños pero no recibió respuesta. También intentó usar el Urim y Tumim y buscar profetas, pero todos los métodos fallaron. Finalmente, Saúl recurrió a buscar una mujer con un espíritu familiar para convocar el espíritu del fallecido profeta Samuel. Incluso después de que Samuel habló, Saúl ignoró el mensaje y prosiguió con sus planes, lo que llevó al final de su reinado (1 Samuel 28). 

Esto ilustra un punto crítico: muchas personas hoy buscan palabras proféticas pero no buscan a Dios mismo. A menudo se acercan a los profetas con un deseo predeterminado de un resultado específico en lugar de un corazón abierto a la voluntad de Dios. Para posicionarse adecuadamente para recibir una palabra profética, primero debe comprender el principio bíblico de que Dios proporciona pastores según su corazón. Como dice Jeremías 3:15: “Entonces os daré pastores según mi corazón, que os guiarán con conocimiento y inteligencia”. 

La clave no es presionar a un profeta para que hable lo que usted quiere oír, sino buscar a Dios, pidiéndole dirección y claridad. Ore fervientemente, como lo hizo David en 2 Samuel 5:19: “Entonces David consultó a Jehová: ¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos? El Señor le respondió: 'Ve, porque ciertamente entregaré a los filisteos en tus manos'”. 

Miqueas, otro profeta, enfrentó la oposición del rey Acab porque Acab prefería profetas que hablaran lo que él quería oír. Miqueas discernió la presencia de un espíritu de mentira entre los profetas de Acab y dijo la verdad sobre la inminente derrota de Acab (1 Reyes 22:22-23). Este ejemplo subraya que las verdaderas voces proféticas pueden transmitir verdades incómodas en lugar de meras afirmaciones. 

La Biblia también declara que el Señor no hará nada sin revelarlo a Sus siervos los profetas (Amós 3:7). Por lo tanto, si bien es esencial tener profetas en tu vida, por favor entiende que los verdaderos profetas son levantados por Dios, y es a Dios a quien debes buscar. Dios proporcionará un pastor que se alinee con Su corazón y hablará la verdad en tu vida. 

El problema para muchos hoy es que buscan una palabra profética sin buscar a Aquel que da la palabra. Se conectan con individuos/asalariados no según el corazón de Dios sino según su propio beneficio, lo que resulta en decepción y desilusión. En cambio, concéntrate en buscar a Dios. Al hacerlo, Él le proporcionará un pastor conforme a su corazón que le guiará con sabiduría y verdad. 

El ministerio profético es innegablemente importante en nuestra generación. Sin embargo, es crucial comprender que buscar a Dios debe ser su enfoque principal. Es Dios quien te guiará hacia el pastor o profeta correcto para hablar a tu vida. El mensaje aquí no es que el ministerio profético sea innecesario sino que el objetivo final es buscar a Dios mismo. Al buscarlo, Él dirigirá a las personas adecuadas para que le brinden la guía y las ideas proféticas que necesita. No busques simplemente hombres; buscar a dios

 

Dios lo bendiga.

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