Fe sobre el dolor: claves para una oración eficaz
Jacob luchó con Dios hasta el punto en que se le torció la cadera. A pesar del dolor, no dejó de luchar porque estaba decidido a recibir la bendición de Dios. La palabra "luchar" aquí significa orar y suplicar, llorar ante la presencia de Dios. Jacob ignoró todo el dolor que le infligieron en ese lugar de oración.
A veces nos concentramos tanto en nuestro dolor durante la oración que se nos hace difícil hablar con Dios sobre nuestras situaciones. Hay momentos en los que tienes que apartar la mirada del dolor, como lo hizo Jacob cuando luchó con Dios. No se centró en su dolor sino en recibir la bendición de Dios para su vida.
Cuando entramos en oración, a menudo traemos nuestras situaciones con nosotros y decimos cosas como: "Dios, ¿no puedes ver por lo que estoy pasando?" Pero a veces lo que necesitas es una bendición y tienes que ignorar el dolor que has estado experimentando y buscar la mano de Dios, sabiendo Su capacidad para librarte de cualquier cosa que estés pasando.
Muchas veces nos concentramos tanto en el dolor y la situación que a Dios le resulta difícil redimirnos de ello. Estando Jonás en el vientre del pez, no tenía ningún sacrificio que ofrecer sino que comenzó a ofrecer el sacrificio de sus labios, orando y dando gracias a Dios.
Hay momentos en los que todo lo demás no funciona y sientes que tienes que concentrarte en lo que estás pasando, pero la clave para avanzar es no concentrarte en el dolor. La Biblia dice en Hebreos 12:2: "Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz". Hay momentos en los que debes aguantar, sin importar lo que estés pasando, y mantenerte fuerte.
El problema a veces es que ya no nos centramos en Jesús sino en nuestras situaciones y circunstancias. Cuando Jesús llamó a Pedro a caminar sobre el agua, las olas estaban allí, pero mientras Pedro se concentrara en Jesús, podría continuar caminando sobre el agua. A veces, nos concentramos tanto en nuestro dolor y desafíos que nos resulta difícil ver la mano de Dios.
Pero hay momentos en los que debes mantener tus ojos en Él, sin importar por lo que estés pasando. Jacob continuó luchando con Dios, y la Biblia incluso muestra que Dios intencionalmente tocó su cadera para que lo soltara, pero Jacob dijo: "No te dejaré ir hasta que me bendigas". ¿Estaba sufriendo? Sí. ¿Fue un momento difícil para él? Sí. Pero entendió que quería una bendición de este encuentro, así que continuó orando y dijo: "No te dejaré ir hasta que me bendigas".
Tenía la actitud de la mujer con flujo de sangre. Ella se abrió paso entre la multitud y dijo: "Si tan sólo pudiera tocar el borde de Su manto, seré sanada". A veces, nos concentramos tanto en lo que estamos pasando que no somos capaces de seguir adelante y orar.
Lo que quiero que hagas no es concentrarte en lo que estás pasando o en lo que sucede a tu alrededor, sino en Él. Busca su mano para tu vida, sabiendo que Jesús está escribiendo tu historia hoy.
Dios lo bendiga.