Misterio del enredo

Las enredaderas pueden utilizar otras plantas como soporte para trepar y pueden extenderse tanto que pueden estrangular y matar a las otras plantas. En la parábola de la cizaña, Jesús dijo que las plantas se dejaron crecer juntas y sólo se pudieron separar al final de los tiempos. Pero como estamos creciendo junto con la cizaña uno puede verse afectado si la cizaña se enreda con él como planta sana y afecta su fecundidad. La única manera que los ángeles podrán separar la cizaña de las plantas sanas será por el fruto. Pero una cosa que hay que tener en cuenta es que una tara puede corromper la salud de las plantas y frustrar su capacidad de producir frutos. Estamos en el mundo y las diferentes culturas del mundo pueden corromper a un creyente y afectar la forma en que produce frutos. La Biblia da ejemplos del justo Lot que fue corrompido por los sodomitas y estaba molesto por llegar a un acuerdo.

Cuando se cultivan enredaderas, no sólo matan las plantas, sino que también corrompen la naturaleza de las plantas con las que están enredadas. La Biblia dice en 2 Corintios 6:14 (RVR1960) No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión tiene la luz con las tinieblas? El apóstol Pablo animó a los creyentes a no enredarse/unirse a los incrédulos porque entendía que es fácil que uno sea cambiado o corrompido por otro.

Cuando observas las plantas y con qué facilidad pueden morir y ser afectadas o corrompidas por otras plantas, aprendes lo fácil que es para un creyente verse afectado por la compañía que mantienen. Cuando los individuos están enredados, el que tiene la naturaleza más fuerte domina al otro. Las plantas se afectan entre sí de forma positiva y negativa. Pablo entendió que es difícil pelear esta batalla y ganarla, así que nos animó a simplemente mantenernos alejados y no unirnos a los incrédulos porque entendió que, como la vid, los incrédulos pueden matar o corromper a los fieles.

Este es el tema más complicado porque estamos en el mundo y comulgamos con los que están en el mundo a diario. En los primeros años del cristianismo, los creyentes construían pequeñas ciudades para no estar en compañía de los del mundo. Eso es contrario a lo que dice la Palabra. Tenemos que entender que somos enviados al mundo. Pero como estamos en el mundo, nuestro papel es impactar al mundo, no al revés. El maestro vendrá exigiendo frutos y nuestra fecundidad depende de cómo interactuamos con aquellos en el mundo. ¿Estamos impactando o estamos siendo impactados? Podemos quedar grabados en los sistemas mundanos y hacer que produzcan frutos que agraden al Señor. Incluso en el matrimonio, cuando uno está casado con un incrédulo, la Biblia dice que los hijos son santificados por el que cree. Entonces, de la misma manera debemos hacer que aquellos en el mundo produzcan frutos que agraden a Jesús. La cizaña crecerá junto con las plantas sanas. Pero la cuestión es no enredarte con la cizaña porque en el momento en que te quedes infructuoso será difícil para los ángeles ver si eres una planta sana en el campo del Señor o una cizaña. Aunque estemos en el mundo, impactemos el mundo positivamente.

Dios lo bendiga

 

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